jueves, 23 de enero de 2014

Publicidad Subliminal, algo realmente sublime.

A veces nos damos cuenta, todos sabemos que está ahí. Cuando alguien se detiene y nos lo explica, lo entendemos y hasta somos capaces de aceptarlo. Lo cierto es que debe ser cierto cuando se gasta o se invierte mucho dinero con un objetivo concreto.



Se llama publicidad subliminal, se llama publicidad por “bombardeo” no importa.

Su objetivo puede ser vender más, o puede ser notoriedad, ser visto, o quizá que se vea al anunciante y no a la competencia, a lo mejor hay otros muchos, los que cada uno crea.

Lo real es que sorprende por varios motivos. Primero por lo novedoso, lo cual te hace pensar en “crack” que lo ha imaginado y el equipo que ha sido capaz de ponerlo en marcha. Negociar con grandes cuentas tanto de anunciantes como del propietario del medio y convencer a todos que la acción es posible y capaz de generar valor añadido.

Pero de que estamos hablando... PUBLICIDAD EN LOS ARCOS ANTIROBO DE LAS CAJAS REGISTRADORAS EN LOS HIPERMERCADOS.

Es una publicidad que se esconde, que todo el mundo ve y que cuando lo observas obligado recibes una “ráfaga” de impactos que no deja indiferente. Detalladamente seria, llegas con tu compra a la caja y mientras la cajera pasa los productos y el consumidor los deposita en las bolsas tiene de fondo un anuncio de colores luminosos, atractivo, que lo observas sin querer muchísimo más tiempo que cualquier otro producto anunciado dentro del centro comercial, principalmente porque detrás del articulo promocionado, hay otro articulo promocionado que requiere su “espacio”. En cambio en la caja es un momento donde la mente se relaja pues ya no estamos en tensión por que comprar ni tenemos que pensar que escoger entre la gran variedad de productos alternativos que satisfacen la misma necesidad. Allí en la caja solo pensamos en el importe a pagar por un carro de compra que seguro que necesitamos pero ¿Qué he comprado? Nos preguntamos todos tras haber pagado.

Mientras tanto un producto, un anuncio nos dice la gran “excelencia” que nos ofrece, lo vemos a nuestro lado y al lado de otra persona que está pagando delante o detrás nuestro. “No será tan malo, aquella otra persona que no conozco lo tiene tan próximo”.

El caso es que casi lo tocamos al salir por la caja, pues con un ancho de paso de 70 cm., es imposible no pasar tan cerca. Posiblemente hay miles de productos en el hipermercado que ni hemos visto, en cambio este si, y durante mucho tiempo.

El golpe de gracia se produce poco después, cuando salimos con el carro, porque mientras circulamos con el carrro lleno, o medio lleno, nos encontramos con una panorámica nueva, desconocida, impactante. Una “ráfaga” de arcos de seguridad todos ellos con la misma publicidad. La misma que hemos “palpado” hace un instante. Y durante unos minutos, en esa zona de transito vemos y volvemos a ver esa publicidad.

Y demostrado porque aunque en la zona de circulación tras las cajas registradoras hay tiendas pequeñas y servicios varios. Pero la voluntad de las personas que acaban de comprar no pasa por ver que mas comprar en esas tiendas que seguro que son caras porque lo “barato” está dentro. Además que puede ser mas interesante que observar con “descaro” que está comprando ese desconocido con el que te cruzas. Porque eso es lo que gusta de ver a la mayoría de las personas. Comparar y somos verdaderos profesionales en ver si marca blanco o marquista; si compra para la semana o para el mes; si le acompaña el marido o va sola, etc.

Y lo que no vemos pero estamos viendo una y otra vez es esa publicidad en el arco de la caja. Que nos dice que el próximo día compre ese producto. O quizá me diga que bien lo has hecho pues en mi carro llevo ese producto. O quizá nos hace reconocer que ese producto realmente es el mejor porque mira como lo promocionan. O quizá nos hace aceptar que debe ser caro, con lo que se gastan en publicidad.

Sea lo que sea, piense cada uno lo que piense, la realidad es que vemos, palpamos y nos repiten y repiten su presencia la existencia y las maravillas de dicho producto.

Y además con un volumen de personas conocido y garantizado que reciben el impacto publicitario.

El caso es que yo antes no lo había visto. Quién descubrió este “filon” y quien lo explota, ¿Cómo es posible que no esté llena nuestra vida de arcos de seguridad publicitarios?


Mientras lo pienso, he dejado a mi marido con el carro de la compra en la puerta del Carrefour y he decidido entrar y comprar el KH7 que tanto necesito.

Artículo escrito por Jordi Jaén, Consultor de Gestión y Finanzas 365.

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